Opinión:
Políticas
públicas e institucionalidad ambiental para los
bosques y las Áreas Protegidas
Por
Andrés Meza Álvarez
Ingeniero Forestal
Socio AIFBN
La recientemente aprobada reforma de la institucionalidad
ambiental fue preparada, según lo manifiestan
las autoridades en el mensaje presidencial que acompañó
el envió de esta iniciativa al Congreso de la
Republica, considerando toda la experiencia previa en
esta materia sobre la idea de que en nuestro país
la Agenda Ambiental en términos institucionales,
se ha desarrollado desde 1984.
Tal vez la casi ausente presencia en esta reforma de
una propuesta institucional para la gestión publica
de los bosques, así como la dificultad para concretar
una propuesta contundente y coherente para las áreas
protegidas tenga su origen en el predominio de esta
sesgada y parcial visión de la historia ambiental
de nuestro país.
Motivado por esta inquietud, rápidamente llegamos
a la conclusión de que se trata de una reducción
insostenible de la experiencia republicana en materia
ambiental, cuyos registros demuestran decisiones formales
del Estado relativas a bosques, aguas, conservación
y protección durante alrededor de 150 años
de la Historia de Chile (1859 - 2008). En esta recopilación
de más de 31 de estos “actos de Estado”,
destaco 6 de ellas por su carácter de decisiones
visionarias trascendentes un primer grupo y un segundo
por su carácter de decisiones estructurales permanentes.
Entre las visionarias, considero la adoptada en 1889
durante el Gobierno de José Manuel Balmaceda,
para contratar como asesor del gobierno al naturalista
alemán Federico Albert, quien fue el precursor
de la actual institucionalidad pública para bosques,
suelos aguas y áreas protegidas y gran parte
de sus propuestas se encuentran vigentes hasta nuestros
días. Un segundo acto visionario se registra
el año 1939, durante el gobierno de Pedro Aguirre
Cerda, con la creación de la CORFO. En esta institución
se contrata la primera consultoría internacional
para el desarrollo del sector forestal, sobre cuyas
bases se impulso la industrialización en Chile
también con apoyo del Estado y con mayor énfasis
a partir de 1974. Una de las reformas a la institucionalidad
sectorial más significativas, pensando en cómo
se enfrenta hoy esta discusión, ocurrió
el año 1972 durante el gobierno de Salvador Allende,
cuando se crea la Corporación Nacional Forestal,
CONAF, bajo el criterio de integrar las principales
estructuras gubernamentales territoriales encargadas
entre otros temas, de los bosques (Depto. Bosques),
vida silvestre y conservación (APARFO), de plantaciones
forestales (COREF) que se encontraban hasta esta fecha
dispersas.
En cuanto a decisiones de carácter estructural,
se distingue la aprobación de la primera Ley
de Bosques (DL Nº 656/25), del año 1925,
durante el Gobierno una Junta Militar, cuyo articulado
fue hasta hace poco (a pesar de las modificaciones sufridas)
el pilar normativo fundamental para la gestión
de las áreas protegidas y para la conservación
de cursos de aguas y bosques de protección. También
en este grupo se puede incluir la creación del
INFOR, la APARFO y el Departamento Forestal, el año
1965, durante el Gobierno de Eduardo Frei Montalva,
que constituye el origen y la base de la actual institucionalidad
sectorial. Es sin duda necesario reconocer el aporte
a la discusión sobre reforma y fortalecimiento
a la institucionalidad ambiental realizado en los primeros
años del Gobierno de Patricio Aylwin, que instala
en la discusión política el debate sobre
temas ambientales que culmina con la aprobación
de la ley 19.300 el año 1994, así como
también sobre la necesidad de regular la gestión
de los bosques nativos cuya ley fue aprobada durante
el año 2008.
Todos estos esfuerzos y acciones concretas emprendidas
por el Estado, marcaron la evolución de las políticas
públicas y la institucionalidad en materias ambientales,
y sin duda tiene directa relación con las definiciones
y decisiones que en la actualidad caracterizan el debate
sobre la necesaria reforma y modernización de
nuestras instituciones.
Sobre estas materias el actual Gobierno de la Presidenta
Bachelet, han ocurrido diversos hechos relativos a Bosques,
Áreas Protegidas y Medio Ambiente. Entre estas
destaca el inicio de la discusión y reciente
aprobación de la reforma de la institucionalidad
ambiental y la creación del Ministerio del Medio
Ambiente, y la aprobación de la Ley 20.283 para
la protección, la recuperación y el mejoramiento
de los bosques nativos (segunda ley de bosques). Un
hecho significativo para esta discusión se produce
con el Fallo del Tribunal Constitucional, que justamente
en el marco de la Ley de Bosques Nativos, califica de
anómala la situación de la CONAF e insta
a buscar una rápida solución convirtiéndola
en institución publica.
Al respecto la recientemente aprobada reforma a la Ley
ambiental, en su artículo octavo transitorio,
establece que dentro del plazo de un año desde
la publicación de ésta, el Presidente
de la República deberá enviar al Congreso
Nacional uno o más proyectos de ley por medio
de los cuales se cree el Servicio de Biodiversidad y
Áreas Protegidas, y se transforme la Corporación
Nacional Forestal en un servicio público descentralizado.
Con la cantidad de antecedentes y experiencia pública
en materia de bosques conservación y áreas
protegidas me parece incomprensible haber llegado a
este punto. Hasta el momento no he conocido ninguna
explicación de porqué el proyecto de reforma
no incluyó ámbitos ambientales tan importantes
como los bosques y las áreas protegidas.
Sin embargo considerando el actual escenario, donde
sigue pendiente la definición del fortalecimiento
institucional para áreas protegidas y bosques,
pensar en el tipo de fortalecimiento al que debiéramos
aspirar para enfrentar de mejor forma las potenciales
amenazas sobre estos sectores y para sacar mayor provecho
de fortalezas que proviene de la larga y vasta experiencia,
sigue mas vigente que nunca.
Desde mi punto de vista los Bosques y las Áreas
Protegidas del Estado constituyen la base del desarrollo
sustentable de nuestro país y están directamente
ligados a la calidad de vida de las comunidades del
mundo rural.
La existencia de alrededor de 15,6 mill ha de bosques,
y las 14,1 mill ha protegidas en el territorio nacional
nos imponen la necesidad de pensar en una institución
articulada y territorialmente que incluya sobre esta
base las nuevas áreas para la gestión
publica ambiental en el sector marino (acuático)
y rural, así como los 4-5 mill ha de formaciones
xerofíticas, que han sido incorporadas recientemente
en la normativa como ámbito de acción
sectorial.
Por todo ello es lamentable que la nueva Institucionalidad
ambiental recientemente aprobada, no haya definido ni
el Servicio de Áreas Protegidas, ni tampoco haya
incluido en la reforma la institucionalidad para estas
nuevas áreas y especialmente la gestión
ambiental territorial en torno a los bosques nativos
y las formaciones xerofíticas.
En este contexto y considerando los argumentos expuestos
mi propuesta se inclina por sugerir una nueva estructura
de alto nivel, por ejemplo una Subsecretaria, que coordine
Un nuevo Servicio de Bosques y el Servicio para las
Áreas Protegidas. Estos dos servicios son claves
en el territorio rural, ya la dependencia política
de una misma Subsecretaria se justifica por la necesaria
coherencia estructural y funcional.
Sin embargo pienso que la mayor urgencia y desafío
para los actores y organizaciones relacionadas a estos
temas, es la definición participativa de una
política nacional para la gestión pública
tanto en los bosques como las áreas protegidas
que promueva la conservación de la diversidad
biológica y cultural; la equidad en la distribución
de los beneficios y que asegure la contribuir des estos
sectores al desarrollo sustentable de la comunidad locales
en indígenas, a cada región y con ello
a todo el país.
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