Revista nº 45
Volver al índice

Opinión:
¿Qué es el desarrollo?

Por Carlos Zamorano
Ingeniero Forestal
Socio AIFBN

Nuestro país acaba de ser invitado como miembro permanente en el selecto grupo de países miembros de la OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development - Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo). La entidad, que agrupa a los países más industrializados del mundo, tiene por misión coordinar las políticas sociales y económicas de los estados miembros para “fomentar la prosperidad y la lucha contra la pobreza a través del crecimiento económico y la estabilidad financiera”. Es en este contexto en que, creo, debemos reflexionar sobre la importancia que el “desarrollo” y el “crecimiento económico” han tenido, tienen y tendrán en la construcción de una sociedad deseable según modelos de bienestar impuestos desde otras realidades.

La imposición del concepto de desarrollo surge con el fin de la Segunda Guerra Mundial, junto con el nacimiento de un nuevo orden mundial, sustentándose en el supuesto occidental de homogeneidad y evolución lineal del mundo. Desde ese momento, los llamados subdesarrollados dejaron de ser lo que eran, una mayoría heterogénea y diversa. Fue el origen del Primer y Tercer mundo, el Norte y Sur, definidas según el desarrollo como las más avanzadas y las más atrasadas, respectivamente. Dos regiones opuestas que poseen distintas características y problemas.

El término “desarrollo” tiene diversos significados, desde una noción biológica hasta el área social, que lo define como un proceso gradual de cambio, siendo el hombre el autor de su propio desarrollo. A pesar las distintas definiciones, el desarrollo siempre implica un cambio favorable hacia una meta deseable. Pero, ¿cuál es entonces esta “meta deseable”?

Desde que se estableció el modelo de desarrollo, el principal indicador de bienestar lo constituyó el crecimiento económico. Es decir, entre más crece un país, más cerca se está del desarrollo. Ello implica que, con el afán de seguir este modelo de éxito, los países más “atrasados” explotan sus recursos naturales de manera muchas veces incontrolada y con un criterio netamente de corto plazo, que ha generado procesos irreversibles de degradación medioambiental y altas tasas de contaminación de aguas y suelos.

El desarrollo implica el dominio económico de las naciones del Norte sobre las del Sur, a través del cual se ha desvalorizado todas las demás formas de existencia social, transformando a la población en mano de obra comercializable. A su vez, el subdesarrollo se enfoca como un proceso de perfeccionamiento desde formas primitivas del sistema económico hacia formas más modernas y perfectas, como las que idealmente existen en los países desarrollados. El objeto del desarrollo es alcanzar el sistema económico, social y político existente en los países “avanzados”, surgiendo una actitud paternalista por parte de Occidente (perpetuando la idea hegemónica de su superioridad) ante la realidad de las naciones subdesarrolladas. Esta es caracterizada según diversos autores del “Norte” como una realidad primitiva, con bajos niveles de educación, caracterizada por su pasividad e ignorancia, falta de iniciativas y tradiciones.

El desarrollo y subdesarrollo pueden comprenderse, entonces, como estructuras parciales, pero interdependientes, que conforman un sistema único. La característica principal que diferencia ambas estructuras es que la desarrollada, en virtud de su capacidad endógena de crecimiento, es la dominante, y la subdesarrollada, dado el carácter inducido de su dinámica, es dependiente, lo que se aplica tanto entre países como dentro de un país. En relación a esto último, es necesario destacar que, aunque más de la mitad de la población mundial se encuentra en una profunda miseria, los sectores vinculados a la exportación e industrias en los países subdesarrollados presentan niveles de vida incluso superiores a los de los propios países industriales.

A la luz de estos antecedentes, es necesario plantearse una serie de cuestiones. Una de ellas, sin duda, corresponde al futuro y al papel que nos corresponde como individuos frente al modelo impuesto de sistema económico, social y cultural predefinido como “deseable”, destruyendo no sólo la diversidad que comprenden las naciones llamadas subdesarrolladas, sino que también su propia identidad cultural. ¿Es entonces el desarrollo sinónimo de bienestar?

“…..su alimentación es inadecuada y son víctimas de enfermedades. Su economía es primitiva y estancada. Su pobreza es una desventaja y una amenaza tanto para ellos como para las regiones más prósperas. Por primera vez en la historia del hombre la humanidad posee el conocimiento y la capacidad para aliviar el sufrimiento de esta población…una mayor producción es la llave para la prosperidad y la paz….”

Discurso de investidura del Presidente de Estados Unidos de Norteamérica,
Harry Truman (1949).



Volver al índice >>

Volúmenes Publicados >>

Volver a inicio>>




Revista Bosque Nativo
AIFBN 2008 © / Janequeo 355 Casilla 1305, Valdivia-Chile, Teléfono: 63-333235
revista@bosquenativo.cl
Se recomienda utilizar como navegador Mozilla Firefox