Revista nº 46
<< Volver al índice

Homenaje
Tomas Monfil Cornejo, ha partido a otro mundo para conservar otros bosques....

Por Juana Palma Martínez
Ingeniero Forestal
Doctorante del Departamento de Biometría Forestal
Facultad de Cs. Forestales y AmbientalesUniversidad de Freiburg, Alemania.

Con fecha 16 de Junio de 2009, el obituario del Mercurio tenía en su lista a don Tomás Monfil Cornejo.

Para quienes no lo conocen, don Tomás fue un destacado silvicultor de nuestros bosques nativos, un autodidacta por naturaleza. Oriundo de la zona de Coyhaique a muy temprana edad viaja a Alemania para recibir su formación forestal en una Fachhochschule (escuela técnica), al regresar a Chile participa en el desarrollo forestal de la XI Región, en esta zona se destaca su trabajo de reforestación de áreas quemadas, lo que permite parar la erosión de algunos cerros de la zona. Durante mucho tiempo fue el encargado del manejo forestal del Complejo Maderero Panguipulli, donde realizó múltiples ensayos de plantaciones nativas mixtas, técnicas de explotación forestal, ensayos de propagación y restauración, manejo de renovales y desarrollo maderero con especies nativas. También su trabajo realizado en la desaparecida empresa maderera Chiloé Hardwood, se destacó por la valoración de las especies nativas para el desarrollo de partes y piezas para la construcción.

Conocí a don Tomás en el año 1997, fui parte de su equipo de estudiantes en práctica que realizaba las labores de propagación de especies nativas para la restauración de bosques en la comuna de Puyehue, todo mi conocimiento de manejo de viveros nativos se lo debo a él. Era tanto el entusiasmo que él transmitía que decidí apoyarlo voluntariamente en mis vacaciones de verano mientras era estudiante de I. Forestal. Fue así como en el verano del 2000 pude conocer el territorio de San Juan de la Costa, en la comuna de Osorno, donde don Tomás intentó aplicar un nuevo concepto de Silvicultura: la Silvicultura Social. No fue una tarea fácil trabajar con pequeños propietarios huilliches, pero él tenia la convicción que un desarrollo asociativo de las familias era posible para el manejo y conservación del bosque siempreverde costero.

Don Tomás fue quien me demostró que el bosque nativo produce mucho más que madera, cuando logró organizar a un grupo de mujeres huilliches para que recolectaran y comercializaran follajes decorativos. Allí descubrí mi vocación no maderera… y aún sigo vinculada a esos bosques y al mismo grupo de mujeres. Me siento con la responsabilidad de destacar la labor de don Tomás Monfil en el desarrollo de la silvicultura de nuestros bosques nativos. Muchos de los que integran esta agrupación lo conocen y seguramente comparten conmigo la fortuna de haberlo escuchado en sus largos relatos con respecto al bosque nativo y sus experiencias de trabajo en distintos rincones de Chile y el mundo.

Gracias don Tomás, por haber trabajado tanto por los bosques nativos del sur de Chile y por haber sido mi mentor en mi vocación forestal. Su espíritu seguirá vivo en los bosques costeros Siempreverdes, donde aun persiste el “Newen Wentru Malgén”, fuerza de hombre y mujer.



Volver al índice >>

Volúmenes Publicados >>

Volver a inicio >>




Revista Bosque Nativo
AIFBN 2008 © / Janequeo 355 Casilla 1305, Valdivia-Chile, Teléfono: 63-333235
revista@bosquenativo.cl
Se recomienda utilizar como navegador Mozilla Firefox