El Sector Forestal en la región de Los Ríos:
Una visión productiva con base ecológica
e influencia social
Juan
E. Schlatter y Oscar Thiers E.¹
¹ Instituto de Silvicultura. Facultad de Ciencias
Forestales y Recursos Naturales
Universidad Austral de Chile
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La
región de Los Ríos posee una superficie
total de 1,8 MM de hectáreas. El uso potencial
del suelo - definido como clase de uso del suelo- más
frecuente en la región es clase de uso VII y VIII,
donde las categorías terrenos de protección
(incluye sectores de montañas y los lagos) y bosques
representan un 28 y 40% de la superficie, respectivamente.
El uso de praderas (clase de uso V y VI) alcanza un 23%
y los terrenos para cultivos agrícolas (clase de
uso I-IV), no superan el 10% restante. El Catastro de
Vegetación Nativa de Chile evidenció además
el uso de plantaciones forestales de Pinus radiata y Eucalyptus
nitens, que ocupan antiguos terrenos de praderas, terrenos
desnudos, improductivos y/o degradados; y en algunos casos
existió sustitución directa de bosque nativo
por plantaciones. Con lo anterior, queda en evidencia,
el marcado potencial forestal de nuestra región
(bosque nativo y plantaciones forestales).
Según
nuestra opinión, la tendencia actual de uso de
los bosques nativos en la región dista mucho
de su real potencial. Actualmente existe un bajo stock,
de baja calidad, con niveles de degradación y
susceptiblea la sustitución por otros usos (praderas
o plantaciones). Con ello el paisaje local y regional
tiende al deterioro y transformación creciente.
Lo anterior conlleva inevitablemente a la existencia
de erosión e incluso presencia de lixiviación.
Los cursos de agua pierden anualmente su calidad. Nuestro
consumo energético aumenta, pues ¿de dónde
provienen las fuentes de energía?, de una progresiva
degradación del bosque nativo y, de un consumo
creciente de gas y petróleo. También cada
vez son mayores los megaproyectos hidroeléctricos,
ellos no exentos de conflictos sociales, que se plantean
como una alternativa regional plausible. El sector de
turismo, dada estas acciones, ve comprometido su crecimiento.
Todo lo anterior, genera una creciente migración
de la población rural hacia las ciudades, donde
las perspectivas son bajas (problemas de calidad de
vivienda, medios a bajos niveles de educación
y limitado acceso a servicios públicos). De continuar
este modelo de utilización, no sería de
sorprender que los ingresos de nuestra región
tiendan a decrecer, pues existiría menor demanda
de turismo, mayor gasto en energía y mayor gasto
social. Lo anterior llevaría a una creciente
frustración social y baja eficiencia en el manejo
de los recursos a nivel regional.
¿Qué
hacer entonces?: nuestra propuesta considera al manejo
forestal como una opción plausible. Esto incluye
tanto al bosque nativo como a las plantaciones con exóticas,
ambos con un 55% de superficie regional. El manejo forestal
en plantaciones está definido por la industria
y su camino está claramente trazado. La posibilidad
de expansión territorial es muy limitada, dada
la situación actual del mercado y el precio de
la tierra, además de la alta erosividad en la
región (48% de la superficie con precipitación
mayor a 3.000 mm anuales). ¿Qué queda
entonces para el sector?: nuestro 40% de bosque nativo.
Sin embargo, no toda esta superficie de bosque nativo
es utilizable, pues existen aún terrenos que
por sus condiciones de pendiente deben quedar en la
categoría de protección.
Proponemos
entonces incorporar una superficie equivalente a 500
mil hectáreas productivas, donde se podría
desarrollar un ordenamiento forestal de bosque nativo
basado en modernos criterios de ordenamiento territorial
y silvicultura de cubierta permanente. Con ello, creemos
se podría aumentar el stock y calidad del recurso,
a través de la creación de bosques estructurados.
Con el manejo forestal propuesto, nuestros paisajes,
sus suelos y cursos de agua mejorarían su estado
de conservación. ¿Por qué?: un
bosque manejado, bajo este criterio de cobertura permanente
y estructurado, generan un paisaje equilibrado, donde
se protegen los suelos y cursos de agua. Este concepto
de manejo forestal no debiera considerar tala rasa ni
producir degradación del bosque. El impacto medioambiental
sería mínimo. ¿Qué pasa
con la energía?: existiría una mayor oferta
de biomasa con fines energéticos producto del
manejo (alrededor de un 50% del volumen cosechado es
posible destinarlo a leña, carbón, etc.).
Además existiría menor presión
local por proyectos hidroeléctricos, permitiendo
programarlos menos invasivos. La actividad forestal,
vía construcción de caminos, silvicultura,
cosecha, transporte de productos de cosecha e instalación
de centrales de elaboración de madera; ofrecerían
fuentes de trabajo que permitirían retener los
habitantes rurales en el lugar y con ello mejorar sus
perspectivas. Esto motivaría el desarrollo de
pueblos rurales, con mejores y modernos servicios de
educación y salud. Los profesionales y técnicos
asociados al manejo forestal estarían cerca del
recurso y de los centros primarios de utilización
y transformación. Con ello sería posible
la creación de nuevas y variadas industrias,
pero distribuidas en toda la región. Dada esta
nueva geografía productiva, el sector turístico
también vería aumentada su oferta de recursos
y opciones de emprendimiento asociadas a los bosques
y su infraestructura. Los ingresos para los diferentes
niveles de la sociedad serían crecientes y más
distribuidos. Por lo tanto, a través de una estrategia
de manejo forestal basado en la utilización de
los bosques nativos, podría lograr un desarrollo
integral de la sociedad con base en los recursos propios,
ahora de la región de Los Bosques y Los Ríos.
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