Revista nº 49
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Necesidad de una Política Dendroenergética

Rodrigo Herrera Jeno¹

¹ Secretario Ejecutivo
Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo



La Biomasa, en especial la leña como fuente de energía renovable, necesita de una Política Dendroenergética. Este planteamiento está acogido por la Comisión Parlamentaria Ciudadana de Energía, conformada por miembros del poder legislativo, académicos, asociaciones gremiales, miembros de la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales, cuyo objetivo es proponer al Estado chileno una reforma energética.

En este contexto, estudios proporcionados por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo indican que la biomasa representa un 20% de la matriz de energía primaria. En su conjunto, la constituyen la leña, residuos de cosechas forestales, desechos industriales, carbón vegetal, astillas o chips, pellets y briquetas, entre otros. Sirve para calefaccionar, cocinar, producir vapor y generar electricidad en una sociedad que ha triplicado su consumo de 7 a 20 millones de m3, en 30 años. Los sectores más demandantes son el sector residencial, comercial y público, con un 58%, el sector industrial y minero, con un 32%; y el sector de generación eléctrica, con un 11%.

El creciente consumo de combustibles sólidos provenientes de madera o biomasa propiamente tal, es indispensable para nuestra sociedad. Sectores urbanos y rurales consideran este recurso como esencial para la calefacción debido a las bajas temperaturas invernales, y lo prefieren por su fácil disponibilidad y su bajo precio en comparación a otras fuentes de energía convencionales que utilizan combustibles fósiles.

En el caso particular de la leña, se trata de un combustible renovable que no contribuye a aumentar los Gases de Efecto Invernadero, pues se considera “carbono neutro”. No obstante, para cumplir con tal condición debe venir de bosques y plantaciones manejadas sustentablemente, bajo un sistema de certificación como el que impulsa el Sistema Nacional de Certificación de Leña, que además de dar garantías de legalidad y sostenibilidad, asegura la calidad del combustible ya que exige que la madera no posea un contenido de humedad superior al 25%.

La cifra es contundente: en Chile se consumen anualmente 15 millones de m3 de leña, de los cuales más del 70% proviene del bosque nativo. Por su parte, el 1,4% de la capacidad de generación eléctrica instalada a nivel nacional funciona con biomasa forestal, produciendo casi 190 megawatts anualmente, a través de empresas como Arauco, CMPC y Energía Verde S.A.

Por la gran importancia que tiene la biomasa, y considerando entre otros puntos que existen escasos y acotados estudios disponibles, que el mercado es informal en casi un 90% y que la leña aún no se considera legalmente como un combustible; vemos una oportunidad ante el actual escenario energético del país para iniciar una discusión sobre una Política Dendroenergética, cuyo objetivo principal sea promover el uso adecuado de la biomasa forestal como fuente de energía, incrementando los beneficios sociales, ambientales y económicos asociados a su producción, comercialización y consumo, asegurando de esta manera la conservación de los recursos naturales, promoviendo una mejor calidad del aire en áreas urbanas y la diversificación de la matriz energética nacional. Por supuesto, su elaboración debe invitar a la mayor diversidad de actores posibles y debe ser transversal a variados sectores de la economía como el forestal, energía, vivienda, industria y comercio, por ejemplo. Hoy tenemos la responsabilidad de pensar en el futuro energético y eléctrico, donde la participación sustentable de la biomasa sea un activo de calidad de vida y generador de oportunidades para las futuras generaciones.



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